A P I E   I n f o r m a

Boletín periódico bimensual | Número 04 - Abril de 2009
Por grandes parques eólicos en Argentina

Si bien lo manifestado por el Ing. Hugo Brendstrup, de INVAP Ingeniería, por la fecha en la cual fue redactado (Octubre de 2006), en alguna medida  no coincide con la realidad actual, buena parte de la filosofía planteada sigue siendo absolutamente válida. Por ello lo tendremos en cuenta. Si la Argentina no  logra buenos desarrollos locales,  se habrán dado las condiciones para que aquí se radiquen las empresas extranjeras que hoy dominan el mercado mundial. Y se habrá perdido una tremenda oportunidad de competir con ellas.

“Estamos ante una paradoja: los precios artificialmente bajos de la electricidad impiden que brote una industria eólica argentina, pero al mismo tiempo frenan el desembarco en el país de fabricantes extranjeros. Esto crea una “ventana de oportunidad” para que algunas  firmas argentinas asuman el riesgo de volverse competidoras mundiales en este mercado inmenso. Pero ese lapso sólo durará dos o tres años.

Si la Argentina tuviera instalados algunos parques eólicos grandes, con equipos propios, diseñados y fabricados en el país, probablemente la situación energética del país sería un poco menos apurada. Sin embargo, lo fundamental pasa por otro lado: con la Patagonia como “showroom” de tecnologías criollas de explotación del viento, la economía criolla estaría en los inicios de un nuevo renglón de exportación industrial, y uno sumamente “intensivo en trabajo”, capaz de generar en el país decenas de miles de empleos calificados”.
“La realidad actual es muy distinta. Casi no tenemos parques eólicos, y nuestros desarrollos tecnológicos en el rubro son incipientes. Y eso se debe a dos factores:

  • Todavía el mercado eléctrico nacional paga muy poco el megavatio hora, de modo que los generadores privados la opción eólica no les resulta atractiva.
  • Los incentivos nacionales y provinciales que premian la generación eólica no alcanzan para volver interesante este precio. “

 “Si a eso se le suma la posibilidad de combinar la electricidad eólica con la hidráulica, que permite suministrar al Mercado Eléctrico Mayorista, o MEM “potencia firme” (y por ende, a tarifa plena) en forma independiente de la disponibilidad de viento, resulta inevitable que en algún momento se llegue a valores interesantes para los generadores privados.

¿Cómo funcionaría tal sistema mixto? El “consorcio hidroeólico” vendería potencia firme al MEM, siempre. ¿Por qué? Cuando hay disponibilidad de viento, un bien sobreabundante, el consorcio ahorra parte del “combustible” de las represas, es decir, el agua, un bien escaso. El MEM, a todo esto, se limita a comprar electricidad, sin diferenciar su fuente. Lo extraño es que las partes del consorcio, el operador hidroeléctrico y el eólico, pueden estar tan alejados entre sí como lo permita la red eléctrica nacional y el costo de transporte, a muchos  kilómetros uno de otro. Lo único que los une, además de un circuito de líneas de alta tensión y un mercado eléctrico, es un acuerdo comercial”. (1)

Cuando estos acuerdos empiecen a firmarse por la pura fuerza de las cosas, aquí podría haber un aluvión de equipos importados a precios de dumping. O más probablemente, podrían venir a instalarse con sus fábricas los grandes proveedores mundiales alemanes, daneses, españoles y estadounidenses. Aprovecharían el relativamente bajo costo del trabajo calificado local, le conseguirían una nueva vida a sus equipos de alrededor de 1 a 2 megavatios de potencia, que empiezan a quedar “chicos” para el Primer Mundo, y de paso, neutralizarían la posibilidad de que nuestro país produzca competidores emergentes.

En producir tales emergentes, la Argentina, aunque no lo sabe, se juega mucho y puede bastante. El mercado eólico mundial el año pasado movió unos 14 mil millones de dólares y crece un 25% por año, en promedio, desde hace dos décadas. Y existen  algunas firmas locales de tecnología con potencial de irrumpir con diseños propios, alta calidad y precios comparativamente bajos en ese mercado gigante.

Dos de esos contendientes son la empresa nuclear y espacial INVAP, de Río Negro, y la mendocina IMPSA, cuyo fuerte son las turbinas hidráulicas y las grandes grúas. Ambas empresas, además, son exportadoras exitosas de tecnología compleja desde hace mucho, y respetadas en el exterior.

Existe otra firma nueva, NRG Patagonia, formada por petroleras de Comodoro Rivadavia.
“Si las firmas locales no lograran crecer a tiempo dentro de su propio mercado interno, aprovechando la frágil y paradójica protección de las todavía bajas tarifas del MEM, se cerraría una “ventana de oportunidad” (que difícilmente podrá durar más de tres años) para que la Argentina construya una industria eólica propia, libre de trabas y licencias exteriores. La ingeniería eólica local quedaría relegada entonces a vender repuestos y componentes, o a fabricar bajo licencia, es decir, dirigir armadurías y terminales”. (2)

El pronóstico de INVAP es que en muy pocos años, en la Patagonia y en la costa bonaerense inevitablemente veremos grandes parques de molinos.

En la región patagónica, la dirección, constancia y velocidad del viento son tres variables que presentan un máximo en forma casi simultánea, conformando una de las regiones de mayor potencial eólico del planeta. Cuando el promedio de vientos es superior a 4 m/s (unos 14 km/h) es posible proyectar el uso del recurso eólico, alcanzando en la región patagónica en promedio los 9 m/s.

 Es imposible no tener parques eólicos en un país donde falta energía de un modo acuciante, pero se desperdicia un recurso eólico calificado por decenas de autores como de los mejores del mundo, en el caso patagónico.

Seguramente, tales parques trabajarán en equipo con los aprovechamientos hidroeléctricos locales, los existentes (como los del río Limay) o los futuros (como los del río Santa Cruz), y serán muy redituables. La pregunta “del millón” es si los molinos serán extranjeros o nacionales.

Electricidad generarán todos, pero no es prender luces lo único que está en cuestión. Están en juego otras cosas: generar trabajo calificado, y cambiar el perfil del comercio exterior argentino vendiendo valor agregado, en lugar de sólo naturaleza bruta o semibruta.

Revisando los números
 “Si bien el precio del MEM, alcanzó últimamente los 30 dólares (U$) por megavatio hora (Mwh), con fluctuaciones estacionales, a los escasos generadores eólicos existentes que quisiesen vender energía en este mercado no se les pagaría este valor, sino uno inferior. Se penaliza así el hecho de que la eólica no garantiza “potencia firme”, es decir suministro eléctrico que responda instantáneamente a los picos de demanda. Si algún “eólico” le estuviera vendiendo hoy al MEM, cobraría el precio “spot” horario, más potencia por las horas que corresponda, a fecha de hoy unos 24 o 25 U$/Mwh.

Tales tarifas no alcanzan aún a volver rentables a estos emprendimientos. Y así seguirán las cosas, aunque la sanción de la “Ley de Energías Renovables” lleve el incentivo al generador eólico, actualmente de 1 centavo de peso por Kwh (según la ley 25019) hasta 1,5 centavos de peso. En dólares, eso supondrá unos 5 U$ adicionales percibidos por Mwh, cifra todavía incapaz de interesar a los grandes fabricantes de electricidad.

¿Podrían tal vez las provincias de alto potencial eólico poner su granito de arena, para recibir parques eólicos en sus territorios, como contrapartida? Las dos únicas que pagan incentivos a las energías renovables hoy son Chubut y Buenos Aires, pese al excelente recurso del resto de la Patagonia, especialmente en su litoral atlántico, y en muchos sitios especialmente ventosos de la Cordillera, la Precordillera y las Sierras Pampeanas.

Pero si Chubut y Buenos Aires actualizaran sus respectivas leyes provinciales para atraer a posibles proveedores eólicos, y lo hicieran en la misma proporción que el estado nacional, en un 50%, esto supondría pagarles 2,50 U$ adicionales por megavatio hora. En suma, se llegaría a unos 32 U$/Mwh. Y con esas cifras, todavía se está lejos de atraer al negocio “a los grandes”. (Tener en cuenta que este análisis fue planteado en 2006)". (3)

El caso de los pequeños fabricantes
¿Y cómo les va a los pequeños productores de electricidad, algunos con equipos eólicos comprados hace una década?  En general, se trata de cooperativas que instalaron parques de pequeña potencia, con la excepción de la de Comodoro Rivadavia, que con 17 Mw, tiene una planta que califica de mediana.

La única “granja eólica” de la Argentina que no pertenece a una cooperativa, es de una  municipalidad: la de Pico Truncado, con 2,4 Mw instalados. Todo el parque eólico argentino, que a fecha de hoy suma 27,76 Mw, se construyó con aerogeneradores importados, aunque en algunos equipos se usaron torres locales, y el costo superó o redondeó los 1000 U$S por cada kilovatio instalado.
           
Como entes distribuidores de energía, las cooperativas no le venden al MEM, para evitar que apenas les paguen 24 o 25 U$/Mwh. Por el contrario, prefieren generar su propia electricidad y venderla dentro de sus propias redes o nodos, porque así se evitan comprarle fluído al MEM a valores cuyo piso parte de 30 U$/Mwh, pero se incrementa con recargos por transporte a larga distancia, y otros conceptos.

Así, el negocio para las cooperativas, es el de evitar la compra al MEM de  parte de la energía que distribuyen, y el valor de ese “costo evitado” puede alcanzar en algunos casos casi 45 U$/Mwh. Por lo demás, los molinos ya comprados desligan a las cooperativas de las futuras y previsibles alzas del petróleo y el gas.

El piso de remuneración, para parques eólicos ubicados en sitios con muy buen recurso como es el caso de Comodoro y Pico Truncado, sería de unos 45/47 USD/Mwh, con inversiones del orden de 1000 U$D/Kw instalado, valor que sólo podría alcanzarse con molinos fabricados en el país. Con estos números, más contratos de largo plazo, la Tasa Interna de Retorno configuraría un negocio capaz de atraer a grandes firmas generadoras.
 
¿Se puede llegar a tales valores, con ayuda de otro incentivo de mercado, como son los “bonos de carbono”? Estos créditos, llamados CER (Certificados de Reducción de Emisiones), y creados por los Mecanismos de Desarrollo Limpio del Protocolo de Kyoto, hoy por hoy no cambian mucho las cosas. Sólo ofrecen un incentivo de 8,50 a 12 Euros por tonelada equivalente de dióxido de carbono no emitido.

El valor de mercado de los CER, a pesar de que fluctúa bastante (en Octubre 2006 superó los 12 Euros y en Noviembre 2006 bajó a 8,60 Euros), presenta una clara tendencia creciente, razón por la cual es de esperar que en pocos años contribuya significativamente en la rentabilidad del negocio eólico.

Proyectos en estudio                 
El único proyecto eólico de magnitud y aparentemente en firme, es el de la estatal ENARSA, con un primer parque  de 60 Mw llamado “Vientos de la Patagonia I”. ENARSA planea instalar 300 Mw en unos 3 años, comenzando por este primer parque eólico de 60 Mw en Comodoro Rivadavia, en sociedad con la Provincia de Chubut. Pero por el momento el cronograma de obra es incierto.  
           
Recientemente el Gobernador de Chubut y funcionarios del gobierno nacional mencionaron un posible emprendimiento privado con una central térmica de ciclo combinado más un parque eólico de 100 Mw, en la zona norte de la provincia de Chubut, con una inversión de 1.240 millones de pesos. Dado el régimen de vientos, sería un sitio razonable, aunque no tan bueno como Comodoro Rivadavia, que los tiene mucho mejores.

Por otra parte, la empresa mendocina IMPSA planea un parque de 50 Mw en la provincia de  La Rioja (Pampa de Arauco), con una primera etapa de cinco molinos de 1,5 Mw de desarrollo propio.

 Lo cierto es que los proyectos, algunos muy importantes, que estaban en danza durante la década del noventa, con paridad 1:1 entre peso y dólar, al momento de la salida de esta convertibilidad quedaron automáticamente caducos. Con la devaluación del peso, el precio de la electricidad del MEM cayó por debajo de los 10 USD/Mwh, valor absurdamente bajo. Posteriormente se fue incrementando “en cámara lenta” hasta los USD 30 /Mwh actuales. Las proyecciones, basadas en los precios de los hidrocarburos, indican que seguirá subiendo.

 

Parques eólicos de Europa

Parque eólico de Tauern, Alemania
El desarrollo de los parques eólicos en Europa tiene muy buena aceptación pública. La política seguida por las instituciones gubernamentales europeas ayuda al desarrollo de las energías renovables. El gobierno del Reino Unido, por ejemplo, tiene como objetivo que el 10% de la energía doméstica consumida sea generada por fuentes de energías renovables en 2010.

Además, Alemania tiene el mayor número de parques eólicos del mundo, así como la mayor turbina de viento construida sobre el mar, y en Escocia se realizará la construcción del parque Whitelee Wind Farm, el mayor de Europa, con 140 aerogeneradores de 2,3 Mw cada uno, para una potencia total instalada de 322 Mw
España tiene, a fecha de enero de 2007, 11.615 Mw de potencia eólica instalada que representa el 9% de la demanda total. (4)

Ventominho es el mayor parque eólico de Europa, dispone de 240 Mw de potencia y se encuentra en Portugal . Desplaza al parque escocés conocido como Whitelee (209 Mw), ocupando Maranchón (208 Mw) el tercer lugar, ambos son de Iberdrola.

Ventominho cuenta con cinco grupos de aerogeneradores repartidos a lo largo de treinta kilómetros, muy próximos a la frontera con Galicia, que confluyen en un único punto de conexión a red. El conjunto está formado por un total de 120 máquinas de dos megavatios (Mw) suministradas por el tecnólogo alemán Enercon

Una industria eólica propia
            
            El mercado internacional para generadores eólicos hoy  supera los 13.000 Mw por año, y es predecible que seguirá creciendo la potencia eólica instalada mundial (que ronda los 60.000 Mw) a un ritmo superior al 25% anual, (en su oportunidad empujado por las alzas galopantes del petróleo), la incertidumbre política sobre las fuentes de abastecimiento, y la pura y sencilla razón de que este recurso empieza a agotarse en todo el planeta, y se habrá extinguido posiblemente para alrededor del año 2040.

En nuestro país, como se explicó antes, están desarrollando molinos de potencia las siguientes empresas: INVAP (con un aerogenerador de 1,5  Mw Clase 1, es decir para vientos de alta velocidad, que rápidamente derivará en un segundo modelo de 2 Mw para vientos mas suaves, de Clase 2) e IMPSA (con un aerogenerador de 1 Mw Clase 1 y otro de 1,5 Mw Clase 2). Ambas firmas trabajan con tecnología totalmente propia. Y está también la mencionada NRG Patagonia, que hizo un “joint venture” con una firma extranjera para fabricar en forma local un aerogenerador de 1,5 Mw Clase 1. Todavía no hay ningún fabricante argentino que esté en la fase de producción en serie.

Y no por falta de necesidad. La situación eléctrica de la Argentina es acuciante, al punto de que para el gobierno –que no es ni las empresas o sus inversores- ya empieza a perder sentido diferenciar entre energía barata y cara, porque la opción empieza a ser abastecimiento o desabastecimiento. El gas, tan económico, al parecer, durante los años ‘90, hoy tiene sus reservas nacionales muy mermadas, deberá ser importado a precios muy altos, y todavía no existe la infraestructura para hacerlo, ni un proveedor cercano asegurado.
Si existiera una voluntad clara de salir de la actual “impasse”, hay varios proyectos de parques eólicos económicamente viables a corto o mediano plazo. La idea-fuerza sería que los grandes generadores eólicos se asociaran con firmas hidroeléctricas que tengan capacidad de embalse, es decir de acumular agua. Como estamos hablando de futuros parques eólicos de elevada potencia  instalada, esto elimina varias centrales “de pasada” sobre los caudalosos ríos de llanura del centro y el noreste del país, pero deja en el centro de la escena a represas como las del Comahue, en el norte patagónico, o las que planea construir la Provincia de Santa Cruz sobre el río homónimo.
           
Esta complementación hidroeólica transformaría la energía eólica en potencia firme, vendible hoy al MEM por 30 U$/Mwh. Cuando se suman los incentivos actualizados (Nacional y Provincial), se llega a U$ 37,50 /MwWh, cifra que sale de sumar U$ 30 + 5 + 2,50. Así, ya no se está tan lejos de los 45 / 47 U$/Mwh de valor de corte que volverían rentable un parque eólico en zonas de muy buen viento, como el norte de Santa Cruz.
           
No falta demasiado para que el precio del MEM supere los 35/37 USD/Mwh, los que -sumados a los incentivos de las energías renovables- harían rentables a estos parques eólicos, equipados con molinos nacionales, y asociados con las hidroléctricas. La venta de los créditos de carbono (CER) también contribuiría a esta rentabilidad, a medida que su cotización se vaya incrementando en el mercado internacional.

INVAP aspira a vender aerogeneradores en el mercado nacional y a ir logrando una creciente presencia en el mercado mundial.
 
Según INVAP, se  presenta una ventana de oportunidad de poco plazo, para desarrollar tecnología propia en eólica de potencia. Pasado ese lapso, el negocio sencillamente será suficientemente rentable, y sobrarán interesados en construir parques eólicos con la tecnología que tengan más a mano, o consideren más barata y confiable.

Si la Argentina en el ínterin no ha logrado buenos desarrollos locales,  se habrán dado las condiciones para que aquí se radiquen las empresas extranjeras que hoy dominan el mercado mundial. Y se habrá perdido una tremenda oportunidad de competir con ellas.

La reciente puesta en servicio de la Línea de 500kV, Choele Choel-Puerto Madryn- Pico Truncado,  propiciará que la región se convierta en exportadora de energía eólica. La llegada de esta  línea, permitirá que la región patagónica abastezca de energía eólica al sistema energético nacional, que hoy se encuentra al límite de su capacidad en función de la creciente demanda y la caída de las reservas gasíferas del país. La extensión del Interconectado entre Puerto Madryn y Pico Truncado -con nodo de conexión en Comodoro Rivadavia, permitirá «un desarrollo de granjas eólicas de muy alto rendimiento en la región, ya que el mejor corredor de vientos de la Patagonia quedará vinculado al Sistema Interconectado Nacional mediante una línea de 500 kV.”

Así lo señala el ingeniero Hugo Brendstrup, del Invap, en un informe en el que refiere el gran potencial eólico del país, alentando el desarrollo de la industria que se requiere para darle provecho.

 Con la extensión del interconectado, el sur patagónico se conectaría al resto del país no sólo como importador sino como exportador neto de electricidad, y a eso apunta el programa de desarrollo de parques eólicos que el Estado nacional iniciará con la instalación de 60 Mw en cercanías a Comodoro Rivadavia, con el objetivo de instalar hasta 300 Mw en sucesivas etapas. El plan «Vientos de la Patagonia I» contempla exigir un piso del 60% de fabricación local a quienes ofrezcan la provisión de los equipos, en tanto la explotación del viento a gran escala sólo será posible con el desarrollo de una industria local.

Todo indica que Argentina puede y debe construir una industria eólica eólica propia, totalmente libre de licencias extranjeras. La industria eólica nacional, tiene la capacidad, no solo de crecer dentro de su mercado interno, sino también, tener condiciones para competir, en calidad y precio, en el exterior

1.- Ing. Hugo Brendstrup, Agosto de 2008-
2.- op cit.
3.- op cit.
4.- España alcanza 11.615 Mw. de potencia eólica instalada-Energías Renovables 14-01-2007.

Ing. Raúl Defagot

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